Noticias trágicas de escolares agredidos de muchas formas llenan páginas y pantallas desde hace ya algún rato. Lo más triste es enterarse de jovencitos que se suicidan por impotencia y soledad en la que caen víctimas, un abismo también de soledad.
A pesar que las causas del llamado acoso escolar están superconocidas, es necesario recalcar algunas premisas para combatir esa plaga de monstruos que invaden las escuelas: es necesario replantear que la "Democracia" NO es un territorio de libertinaje y de impunidad donde se ha hecho creer que es prohibido prohibir. La democracia es un convenio de derechos, deberes y leyes. Es hora de debatir sobre la objetividad de la llamada "educación-progre" que avala la tolerancia incluso de ciertas conductas delictivas y antisociales. En el debate debe clarificarse que TOLERANCIA no es "aceptar todo sin condiciones" ni "dejar hacer -dejar pasar", sino un proceso de cambio del sujeto implicado en una tendencia no convencional.
No basta pasar como ciudadanos políticamente correctos, exclamando con las cejas en alto y limitándose a levantar los hombros, los padres deben despojarse de sus egoismos hippies y poner en primera línea la atención de sus hijos.
Los jóvenes víctimas deben estar seguros de sí mismos, y saber que tienen "derecho a la legitima defensa". Para eso existen autoridades competentes.
Hace Falta discutir de valores morales, pero sobre todo exijir el pleno cumplimiento de la ley.
No olvidemos uno de los preceptos fundamentales de la civilización:
AMAR AL PRÓJIMO COMO A Sí MISMO.
Un gesto espiritual como lo hace el joven poeta Shana Koyczan
web Shane Koyczan -Aquí
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