EN LA BATALLA DE LAS FLORES

«Sé de quien ha dejado un soneto sin el terceto último, por ir a averiguar en la Bolsa un asunto de tanto por ciento»
-Rubén Darío

sábado

El alma del Sur


imagen©Editons du Seuil


Talvez nos suenen algunos nombres como Muddy Watters, John Lee Hooker o Johnny Winter… sí, como los grandes de la leyenda del rock han estado en esa sección del periódico donde reseñan álbumes o en la portada de revistas y también en los escaparates de los éxitos, pero sobre todo en lo profundo de la melodía que encontramos al saltar por el díal y que nos hizo detener el selector porque nos revolvió la nostalgia. Claro que no hablamos de fama, sino de la poética que es un canto del alma, la melodía que se hace leyenda con las estampas del Gran Sur. Un presente brumoso que ya es ayer con las expediciones a campos rústicos, historias del progreso pero a costa de sufrimientos. La canción del Gran Sur salvándose de los fantasmas de la segregación, del racismo, de los estereotipos.

Talvez nos suenen algunos nombres como Thomas Wolfe, Flanery O’Connors y William Faulkner. Claro que sí, los hemos leído una y otra vez en un retorno a los escenarios del Gran Sur donde antes habíamos escuchado un blues. Pero hablamos ahora de la novela con la tradición desnuda, no el folklorismo, sino esa realidad violenta, la radiografía del vicio y la corrupción, la caminada de fracasados y antihéroes.
Estos son los códigos también de los libros de Pat Conroy, de Thomas H Cook que remueven brumas para develar los entresijos del mal, pero más aún para evidenciar que la vida continúa y que la vida puede ser mejor.
A cada rato alguien se pregunta para qué sirve una canción o para qué sirve un libro, que no sea sólo para el entretenimiento, sino una estética que como espejo nos devuelve esa otra parte de nosotros, tal como en ese Gran Sur de las canciones y de las novelas también encontramos mucho de nuestras almas.

*The Chatham school afair , Edgar A Poe Award -1996