Para quien pregunte cuál es el sentido de la poesía,
o quien demande la cuestión de por qué escribe usted… o en definitiva para qué
sirve la poesía… sin duda las respuestas están dadas desde pretéritos tiempos,
y por eso se sigue escribiendo como si recién se hubiese inventado el lenguaje.
Muchos repiten que todo es poesía mientras otros
insisten en la iluminación y destacan figurones o reverencian tótems enflorados
por la tradición. Pero en resumidas cuentas, como las piedras preciosas que no
necesitan artificios, la poesía en sí, esta ahí tal cual la esencia o el néctar
sublimado o cual amargura latente de un instante.
Esta poesía es la que nos entrega Alfonsina Storni
en un primer tiempo como un romance abriendo los días con el entusiasmo joven,
y más tarde con el testimonio del dolor. No podemos cuestionar las decisiones
finales de un ser que se debate contra la tragedia, más que escuchar su anhelo
de humanidad, ese puerto al que conducen las metáforas, como bien nos lo señala
Storni, la eternidad.
Hay varios ensayos excelentes sobre la obra de
Alfonsina Storni, pero sabemos no todos juntos expresaran la poesía en sí de
uno tan sólo de sus versos. Por eso, hay que leer sus poemas, hay que comprar
sus libros y leer, leer otra vez sus poemas, encontraremos mucho de nosotros,
en intensidad, el amor.
enlaces:
Dos palabras
-poema de Alfonsina Storni
comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras
que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces, que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
que digo sin quererlo -¡oh, qué bella, la vida!-
Tan dulces y tan mansas
que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario