Esa música ligera que encontramos a la vuelta del dial, cuando volvemos siempre a nuestra radio preferida, aparece como brisa estival. Esas tontas canciones de amor, que no pasan de moda, a pesar de la imposición disquera o fenómenos de marketing que desaparecen pronto como burbujas de jabón. Más acá de la Brit-pop sigue la tradición, cuando los grandes del rock, el Velvet underground o lo más eléctrico de la metálica ya suenan paleolítico. Esa música pop que no es pretexto ni escenas para recordar sino el tono para imaginar, sentimiento: Voces a lo Patricia Kaas, Ligabue, Paolo Conte, Anna Tantangelo lo evidencian. También pareciera que ya no hay chance para sorprenderse, pero en el pop encontramos esos destellos como el de Ebony Bones con su periplo tal un sobresalto festivo (myspace.com/ebonybones). Y allí, en la periferia de cada día encontramos una canción que nos devuelve el impulso para otra mirada.