EN LA BATALLA DE LAS FLORES

«Sé de quien ha dejado un soneto sin el terceto último, por ir a averiguar en la Bolsa un asunto de tanto por ciento»
-Rubén Darío

viernes

Siete Millardos de humanos hacia el apocalipsis


Para variar en el tremendismo financiero, la noticia de relleno anunciaba que dos minutos antes de medianoche en Filipinas nació una niña que se convertía en ícono poblacional, con su nacimiento la humanidad llegaba a los siete millardos de habitantes, o sea 7 mil millones.
Al amanecer la noticia pasó del relleno a primera plana, cuando funcionarios de la ONU llegaron al hospital filipino para homenajear a la recién nacida. Por unos segundos la humanidad fue feliz por aquel nacimiento, que daba la imagen de haber ganado los Guines Record, o como si en el campeonato reproductivo los filipinos habían derrotado a los chinos y los hindués.
Es obvio que la noticia me sobresaltó, sobre todo al enterarme de las predicciones que adelantan para 2050 la población mundial será 9, 3 millardos de seres humanos, de los cuales 2 millardos serán mayores de 60 años y que el 80 por ciento vivirán en países subdesarrollados.
Cierto, asusta imaginar el planeta agotado por la sobrepoblación y sobran versiones apocalípticas de un futuro convulso por guerras que ya no disputarán el petróleo sino el agua o los recursos agrícolas. Los anuncios más cercanos del caos los vemos semana a semana cuando las pantallas televisivas muestran la sequía o la hambruna que azota a poblaciones de países subdesarrollados. Cada vez más las organizaciones de la ONU demandan aumentar la ayuda para damnificados.
La pregunta del millón demanda si el planeta tendrá suficientes recursos para tan descomunal población. El sentido común advierte que, agregado a los paquetes de comida que reparte la FAO, no estaría de más que también agreguen dotaciones de anticonceptivos.
Para aliviar el pesimismo, un par de días después, las noticias nos cuentan que en Nebraska hay una familia que festeja el nacimiento de su vigésimo hijo. Las fotos muestran una familia feliz, por supuesto es una familia que vive en un país desarrollado.
La noticia puede verse Aquí-

domingo

Soda Stereo - recordando los 80`s



Hendrix no la tocó, pero esta música rock reveló el potencial creativo del universo que canta en español. Bandas leyendas como los Fabulosos Cadillac, Caifanes, Café Tacuba, Héroes del Silencio, La Unión, y otros tantos... dejan un reportorio de verdaderas joyas. Aquí esta pieza insignia del rock en español que burbujea en stereo PERSIANA AMERICANA. Vale que no vamos a hacer comparaciones.

miércoles

Gautier: el arte por arte




Théophile Gautier
1811 -1872


Amigo de Nerval, Hugo y admirado por tantos escritores... al punto que Baudelaire lo consideró: "Perfecto hombre de letras", y le dedicara esa obra cumbre: "Las flores del mal". Así de esa talla Théophile Gautier se consagró no sólo no sólo por su prolífica obra, sino en esencia por la búsqueda de la belleza. Belleza sin cuestiones implícita en sus poemas, cuentos y novelas.

Figura destacada del Parnaso, iniciador de la literatura fantástica y otros varios créditos en teatro y pintura se destacan en tantas biografías de Gautier.

Como un "perfecto" orfebre, Théophile Gautier va a cuidar de tejer sus obras sin insinuar siquiera una tan sóla opinión personal. Su afán es la obra de arte dedicada a irradiar belleza, de ahí su teoría de "el arte por el arte". Aunque en el tinglado de su narrativa perfectamente quedan plasmados escenarios, y las paradojas de la condición humana. En cada una de sus obras están gráficados todos los escenarios de aquella realidad particular, sin lugar a dudas más como una dimensión cinematográfica que el simple registro de un cronista.

Basta leer una de sus nouvelles (como "Dos personajes en busca de un rol"), o bien cualquiera de su poemas para descubrir los signos de esa "condicón humana" ya enunciada. Por supuesto que desde la primera palabra leída "el encanto" transporta a esos escenarios ya intemporales.

El universo de las letras celebra estos días el "Bicentenario de Théophile Gautier". Sus obras están puestas en lo más visible de los escaparates, disponibles en librerías on-line, y en los portales de dominio público. Los buenos lectores: ya conocen los senderos.

actividades del Bicentenario en: www.theophilegautier.fr


SONETO JAPONÉS

-Théophile Gautier
Por subrayar, glorioso, de tu frente la albura
el Japón dio a tus ojos su más límpido añil;
la porcelana blanca no tiene la blancura
de tu cuello tan suave como terso marfil.

En tu rostro sedátil suave lampo fulgura;
es tu voz como el eco de las auras de abril,
y cuando te levantas, sonriendo, en mi negrura
eres luna de nácar que me alumbra sutil.

Hay núbiles anhelos en tu mirar de raso;
tu boca tiene púrpura de nubes en ocaso
y es tu nariz risueña la de gentil musmé.

Pareces una frágil sombrilla japonesa
y cerca de ti aspiro, mi lánguida princesa,
algo tan dulce y raro como el olor del té.

Monterroso, independencia de Centroamérica

Entre memorias y cuentos de Augusto Monterroso prefiero las primeras, donde siempre hay una extensíón inherente con la cual se puede o no estar de acuerdo, y he ahí donde resalta esa cualidad de tratar el humor, aunque para esta ocasión el asunto va por las sendas de "la identidad" y la independencia, muy a cuenta del mes patrio.

Retomo una de sus citas textuales que se refieren a una apreciación de Aldous Huxley, referente al tema centroamericano: "Cuan axiomática es esta presuposición acerca del carácter de la nacionalidad, lo demuestra la historia de América Central. Mientras los arbitrariamente delimitados territorios centroamericanos se llamaban provincias del Imperio español, hubo paz entre sus habitantes. Pero a principios del siglo XIX los diversos distritos administrativos del Imperio español rompieron sus lazos con la "madre patria" y decidieron convertirse en naciones según el modelo europeo. Resultado: inmediatamente se pusieron a guerrear entre sí. ¿Por qué? porque, por definición, un Estado nacional soberano es una nación que tiene el derecho y el deber de obligar a sus miembros a robar y matar en la mayor escala posible".

Tal afirmación del filósofo, Monterroso la considera simplista pero reconoce que hay algo "de eso", y que el ejemplo es la misma Europa. Monterroso advierte también que detrás de la "soberanía" de los Estados soberanos de América Central estuvieron los intereses de los criollos independentistas, y muy pronto los de los Estados Unidos y "quien sabe ahora de quienes mas". Para complacer al filósofo, concluye Monterroso que para imitar verdaderamente a Europa sólo nos faltan las guerras religiosas y los odios raciales.

Observado el fenómeno independentista desde la distancia del tiempo, intereses aparte, para bien o para mal, en 1821 surgió una nación (o cinco naciones), no construida sobre un mito sino por razones fácticas. Es lo que hay, y hay que celebrarlo, con humor.

sábado

El huracán Irene, y una novela de Marc Levy


Sin lugar a dudas HONDURAS debía ser un lugar infernal, según pensaba Philip -y como también más tarde concluía su esposa Mary-, al momento de enterarse del huracán Fifi que batía las tierras centroamericanas. Con esa catastrófica realidad se va construyendo la novela: Où est-tu ¿ ( Dónde estás? De Marc Levy, trama en la que además se cruzan sentimientos y tragedias personales.
Sin lugar a dudas la gringa Susan –otra personaje de la novela-, no se lo piensa dos veces para volar al auxilio de los necesitados, cuando se entera que el huracán Fifi ha devastado medio territorio hondureño. Por eso Susan con el emblema del “Cuerpo de Socorro” al pecho y tras sus espaldas de wonderwoman volando la bandera de barras y estrellas partirá y regresará y volverá a partir para dar auxilio a los campesinos que no tienen nada en aquella olvidada tierra hondureña.
Por supuesto que la gringa Susan tiene otras motivaciones para la escapada, y esa intriga no se resolverá en la novela de Levy, sin antes desmadejar contradicciones y conflictos.
Sin lugar a dudas, Lisa –hija de Susan y padre desconocido-, naufraga cada noche al final de horrendas pesadillas huracanadas y vive con el fantasma de la catástrofe que la persigue desde que naciera hasta su nueva vida lejos de los torrentes.
Sin lugar a dudas, tanto Philip como Mary –convertidos en padres adoptivos de la huérfana Lisa-, también están escapando al huracán sentimental. En esa trama casi anodina volverán las noticias de los huracanes y en distintos momentos Philip y Mary se ven en la comparación de aquella infernal tierra tropical -un país imaginario del fin del mundo condenado a la miseria y las catástrofes-, y del otro lado una paradisiaca New York en una noche navideña con fluorescentes neones, escaparates luminosos y multitudes en las tiendas de regalos.
Sin lugar a dudas el amor triunfa sobre todas las contradicciones y dudas, Lisa tiene una verdadera familia que la ama, y en esa fuga adelante, con el amor desbordado, Mary lleva a Lisa entre peripecias a un viaje de virtual exorcismo. La chica puede mirar al fin, frente a frente al monstruo que la acosa día y noche.
Hay héroes en la novela, por supuesto: los pilotos que fotografían huracanes y los funcionarios que dan las alertas a esos pueblos antillanos que están más allá de la línea imaginaria.
Sin duda, lo que no imaginamos, ni los personajes de la novela, ni Marc Levy ni los lectores, es que el huracán Irene –impredecible monstruo-, también llegaría a la paradisiaca New York de neones fluorescente, justamente un par de días después que yo terminaba de leer esta novela. Los desastres, se sabe, ignoran la línea imaginaria.

Texas, la cultura


Clichés, muchos, bastantes, los más singulares son los asociados a las series-tv texanas, siempre con algún sombrerudo. Pero más que pozos petroleros y dólares, Texas también es un territorio de Rembrandts, Rubens, Michel-Ange, Matissesssss... y mucha cultura. Es lo que nos explica un artículo de Arts-Magazine en su edición de agosto.
Una vuelta por los museos y se puede apreciar además obras de Picasso, Dalí, Gauguin, Renoir y Rodin.
Del contexto, Texas atesora una cultura ecléctica heredada de un pasado habitado por españoles, franceses y mexicanos, y un presente donde las procedencias de inmigrantes hacen cóctel.
Reseña Arts-Magazine medio siglo de bonanza de ganadería y petróleo que dio a los texanos poder adquisitivo, tanto, como para no dudar en hacerse de unas cuantas “obritas” universales, de esas mencionadas en el lead.
Nada menos el Dallas Museum of Arts tiene un fondo de 23 000 obras europeas, americanas, africanas y asiáticas, que resumen 5 mil años de historia. Este museo registra un record de medio millón de visitantes al año.
En el mismo perímetro cultural de Dallas, el Nasher Sculpture Center posee una de las más importantes colecciones privadas de Estados Unidos con obras escultóricas expuestas en el jardín del edificio. También el barrio de las artes es una exposición arquitectural en sí, sus edificios faro: el centro de sinfonía Morton H Meyerson, el teatro vertical y todo un promontorio de edificios high-tech.
Pero no sólo es Dallas, hacia los cuatro rumbos de Texas donde se busque habrá una galería, como en Fort Worth con su Arts District de imponentes museos de la talla del Kimbell Art que posee un Caravage, un Cezanne... y otros muchos sitios donde los circuitos itinerantes tiene plaza.
Por supuesto no faltan las tradiciones de fin de semana con rodeos y desfiles de vacas, emblema cultural como el vestido típico cow-boys y el sombrero Stetson. Y su música, claro.
Un detalle de experto recuerda que en Texas aún hay entusiastas y nobles mecenas, pero que el florecimiento cultural se deben también a la participación de los habitantes en comités de apoyo a sus instituciones culturales.
Visto y oído, la cultura no es un accesorio decorativo, y en Texas está la prueba: en cualquiera de sus universidades se puede estudiar HISTORIA DEL ARTE.

domingo

la Country por siempre



volver a los orígenes de la música country? Hay grandes nombres que ya casi se olvidan, pero están por ahí en las también grandes listas de éxitos, como Kris Kristofferson, Dolly Parton, Linda Ronstadt, Freddy Fender, Charlie Rich, y los legendarios, digamos Johny Cash, pero el show debe continuar y así encontramos buenas propuestas del estilo Justin Townes Earle, Allison Moorer, Tomn Van Zand, Stacey Earle.
Las revistas especializadas nos ofrecen su
top actualizado, sus promociones coinciden en los éxitos, para decir algunos cuantos : Brad Paisley, Dierks Bentley, Jason Aldean, y como no: Aaron Lewis.

miércoles

El cáctus sueña

Sólo hay rocas rocas y arena
a mitad del desierto
el cáctus dormita
y sueña
sueña con el amor


el abrasante sol se apaga
las rocas y la arena crepitan
sobre la noche
el cáctus
contempla fascinado las estrellas

mientras bebe rocío
piensa
que un día se convertirá en cometa
y volará feliz por las madrugadas
buscando el amor

©Win

lunes

Hank y la cachamblaca


Directo, franco, desenfadado. Como debía ser, pero a veces enfadado.
Hank –llamado también Buk-, ha dicho lo que tantos otros no han metido en el papel, de más está repetirlo, pero entre la galáctica obra de poemas, nouvelles y ensayos de Bukowski quedan joyas preciosas y verdaderas frases de piedra puestas en pulp.
Por algo “el capitán se fue a comer y los marineros se tomaron el barco”. Ocurre a menudo esa confusión de euforia compulsiva como lo relata Bukowski en esa suerte de diario de un viaje por los bajos mundos y las carreras de caballos y entre tanto mequetrefe y otros expertos de la zancadilla. Como los dinosaurios que se batieron entre ellos y el último –el muy hijo de p... -, se moriría de hambre. Con esta metáfora de Hank, cabe preguntarse si acaso la especie humana no sería una reencarnación de los dinosaurios. Si lo vemos en las guerras de siempre y de modo actual en la impositiva “competitividad” del mundo laboral y empresarial, y hasta en esas huelgas casi suicidas en Grecia donde la protesta parece ser una alergía contra la comida. Mucho nos tememos que sí.
Hay historias ciclícas -aparecen en fotogramas de nuestra propia película-, por donde se mire y como lo relata Hank sobre la idiotez humana. Tomemos ese caso que menciona sobre la más grande estupidez inventada por el hombre: la inmortalidad: “Vendrá un día donde ellos digan: Bukowski ha muerto, yo seré entonces descubierto, y me pondrán en cualquier frontón iluminado ¿y eso que me aportará?”
Así que
Puestos frente a la pantalla unos van por la celebridad y el resplandor mientras otros buscan la brillantez metálica o el dinero electrónico, que es lo mismo en este momento. En tal caso resulta fácil descubrir el hilo invisible que mueve al mundo y lo retuerce: el ego.
Tales fenómenos –de euforia compulsiva o bien la asidua vanidad-, son comunes en el mundillo de los escritores –y de los artistas en general, y sin duda en todos los gremios-: una lucha dinosáurica donde el motor de la historia no es otro que el ego –voracidad por la fama o por la riqueza-. Y se miran personajes cuyos egos, a cual más superlativo- se asemeja a una cachamblaca*: estirándose y tirando piedras. Lo que importa es demoler al otro. Por eso Bukowski justifica su distancia de los escritores y en especial de los poetas.
El poeta neófito espera encontrar una fraternidad, sin embargo rápidamente descubre un sindicato capitaneado por un veterano de laureles vitalicios en cuya poética ya están inventadas todas las odas y agotadas todas las metáforas: ya lo escribí todo yo. Los demás cofrades es una banda de sobalevas esperando turno para amotinarse y hacerse con el barco. Y ahi, no hay “amigos”, caso ya demostrado por Maiakovski.
De esas verdades bukowskeanas queda la certidumbre que lo único importante y vital es consagrase a la obra propia, en la mejor de las soledades, despues de haber visto el mundo y procurarse todos los repelentes posibles, haciéndose además un escudo contra las piedras de la cachamblaca que estará estirándose siempre enfrente de nosotros.
*Cachamblaca: tirachinas

miércoles

Bob Marley maestro del reggae por siempre

Hace 30 años fallecio Bob Marley, maestro del reggae.
De ícono de la contestación de los años 70 y mensajero de una revolución espiritual y cultural, a Bob Marley se le ha ido convirtiendo en producto de una millonaria industria musical. Sus discos están en los escaparates de los coleccionistas o en los stand de los seguidores del género. El rostro de Marley se imprime en miles y miles de camisetas, pósters o marchandises de souvenir, como ocurre con la silueta del Che Guevara, sólo porque es algo cool. Hoy se conmemora con conciertos, programas de radio, reseñas en la prensa.
No es casual que por su convicción humanista, Marley -el revolucionario- se hiciera eco de aquel llamado pacifista de Jimi Hendrix : “En vez de pasear fusiles, hay que pasear guitarras”. Y así con su guitarra Marley fue de Jamaica a Europa, a Norteamérica a tantos conciertos.
Nos queda, pues, de este héroe su reggae, su música, su mensaje espiritual, el legado que no muere.

sábado

Los colores de la montaña


Película de Carlos César Arbeláes.


-Cineasta colombiano.


Antes de entrar a la sala de cine, una escueta sinópsis nos adelanta rasgos de un paisaje montañoso en el que se libra una guerra civil, en ese contexto: a Manuel, 9 años, le apasiona el fútbol, juega todos los días.


Ocurre un accidente, la pelota de fútbol cae en un campo minado, a pesar del riesgo Manuel decide ir a buscarla. “Los colores de la montaña” obtuvo el “premio del público” en el 51 festival internacional de cine de Cartagena, figura también en la lista de otros festivales, en tanto se proyecta en las salas europeas. Más que los premios que pueda acumular esta excelente película, cuenta la esencia estética y el sentido de una mirada reflexiva sobre un conflicto que lleva medio siglo enlutando a la sociedad colombiana.


Reflexión. Un punto de vista humano, lejos de la fácil denuncia y el utilitario maniqueismo. Sobre todo, no transige con cualquier apología.


Es la historia de la escuelita rural, de la comunidad rural, del niño rural y la maestra rural que resisten a no perder la ilusión para no perder el futuro. Así lo deja saber el director –Carlos César-, para quien Manuel y los niños seguirán jugando al fútbol, y buscarán la pelota en el campo minado, porque salvar la pelota es salvar el juego y salvar el juego es salvar la infancia.


Del mismo modo la maestra seguirá llegando de la ciudad al campo para salvar la escuelita,, porque salvar la escuelita es salvar la educación y salvar la educación es salvar el futuro.


La comunidad rural no tiene otro medio para llegar al futuro, si no es a través de la escuela. Hay muchos paralelos entre la historia que narra esta película y la realidad de los países latinoamericanos. La violencia generalizada, la desidia, la falta de voluntad política, la impunidad y, por supuesto la estulticia.


Surgen otras interrogantes, que de algún modo ya se sabe las respuestas. Pero es necesario repetir que después de 2 mil años o más, la guerra sigue siendo algo tan normal, o se ha instituido como algo normal, cuando los preceptos del progreso deberían estar coronados por el humanismo.


Resulta del todo demencial, que después de medio siglo un grupo de sujetos irracionales, persistan en el sin sentido.


Una película sobre la violencia donde no se exhibe violencia, es una obra de arte. En esta película –Los colores de la montaña-, la denuncia no es una concesión al canon foráneo ni al trivial gusto posmoderno del extremo o la hiperrealidad.


Los colores propiamente dicho son evidentes en la calidad de la fotografía de esta película, plano a plano se devela una poesía que solamente puede conseguir la luz natural. Ningún artificio.


Es una película sobre Colombia, hecha por colombianos, desde el punto de vista colombiano.


Pues eso.


Cuando esta película llegue a las salas de cine de vuestra ciudad, no se la pierdan. Ojalá compartamos el punto de vista de esos niños que sobre todo quieren vivir su infancia. Hay que terminar las guerras, lo anormal.


-reseña: aquí




Vamos, no todo es novela


Que el escritor sea lumpen, no importa, pero que tenga talismán y meta la jungla o la caballería entre letras, de preferencia que ponga marcianos.

No es que yo sea un bibliomaniaco, o quizá. Antes leía un volcán de libros, diarios y revistas a la semana. Ahora leo menos cantidad y más calidad, pero no es que lea todo lo que caiga.

Les cuento, si el escritor es puesto de moda a golpe de publicidad, antes de comprar su libro me aseguro que el protagonista no es escritor o que se trata de un diario de catarsis, delirios, esoterismos o pura moralina. Escapo por aquí más derecho del listillo que chisporrotea genialidades contemporáneas de seudo best-seller o caca de vaca, es decir, pura paja amalgamada con pasta del mismo pasto.

De repente nos quedamos sin novela que leer. Claro, los buenos escritores hacen una novela cada cinco años, o cuando menos dos, depende. Y si ya leímos todas las buenas novelas de Vargas Llosa, Sabato, Carlos Fuentes, Eduardo Mendoza, Antonio Muñoz Molina, Javier Marías, y por supuesto las de Wolfe, Roth, Coetzee, Lessing, la espera se vuelve desconcertante.

Bueno, que, no hay un Joyce a cada rato, ni Salinger ni Kafka. Así que, a la moda.

Decía, cuando se trata de un autor nuevo, para que no me pongan: ¡Manos arriba, esto es un best-seller!, salto páginas al ritmo de sorpréndanme señores escritores. Vamos: un poco de humor cuando menos, si es necesario escondan un poco el pudor, pero “muestren”, no digan. Es que ocurre como la banalidad de la telerealidad, prefiero la sobredosis de publicidad: al producto, y de regreso.

Vuela el tufillo de metaliteratura entre páginas, y regreso el susodicho libro al estante. Pues, nada. Nada más mediocre que el pastiche, y, aunque les hayan dado premios. Ocurre. Les dan un premio y se ponen a reciclar churros, cuando se terminan los churros, publican colecciones de artículos de prensa o cuenteretes para leer en el... water-closet, como dijo Henry Miller.

Lo malo de los metaliteratos es que solo conocen el mundillo de los escritores. Y los hay que, hasta inventan escritores detectives, y “salvajes”. Por suerte la industria se decidió por la novela negra, un género de culto si se menciona a James Ellroy, Patricia Cornwell o Andrea Camillieri con su detective Montalbano (tributo a Manuel Vázquez Montalbán, ya lo saben, pero hay que agradecerlo). Aún así uno puede caer en la trampa de los pastiches, los efectos especiales y los plagios de criminalística de plantalla plasma.

¡Te extrañamos, Chesterton!

Pensamos que el mito latinoamericano nos salvará del tedio, y de la estafa. Pero leer un novelista del nuevo continente es leer a todos, y más cuando se pasan el canon: ahora va de exilio, ahora va de guerrillas, ahora va de sicarios, ahora toca indigenismo, y vuelta al héroe -¡Ah, y que sea de izquierda! Amén del estilito todavía barroco atiborrado de paisajismo, refranero y jerga. Es que en literatura no cuenta el patriotismo voluntarista, ya lo dijimos, lo latino no es identidad. Así que, adiós nostalgia.

Pero buscando, buscando se encuentran buenas sorpresas como las novelas de los cubanos Leonardo Padura, Daniel Chavarria y Justo Vasco. Es obvio, la novela batalla por sobrevivir entre tsunamis de libro-fast food.

A propósito de naufragios, hace algún tiempo el columnista Vicente Verdú publicó un decálogo para la “supervivencia de la novela” (El País Babelia 17.11.07). Criticaba Verdú ahí el efectismo, los pastiches tradicionalistas y las ínfulas guionísticas. El artículo en mención fue contestado –como ya se esparaba- por muchos posmodernos y conceptualistas que creen que en el papel se puede poner cualquier cosa y eso se llama arte.

En lo personal estoy de acuerdo con Verdú, aunque talvez no en lo relativo al “narrador”, sí se toma en cuenta la diversificación de géneros de la novela: el omnisciente será un recurso para la narración en la novela histórica, por ejemplo, o según los contextos. Por lo demás, de acuerdo, no todo es novela. Y no todo es cultura. Pues eso, en la novela esperamos un poco de bondad, generosidad y que de vez en cuando los buenos derroten a los malos.

-Win

Jack Kerouac, el salto adelante




La voz de la experiencia o la voz de la búsqueda, quizá las dos voces juntas es lo que encontramos en el relato existencial de Jack Kerouac.

La biografía la conocemos, también la leyenda, y algunos otros clichés. Sería inútil insistir en el ícono del poeta maldito a la deriva sólo por el inconformismo o la contestación como eco del boomerang del progresismo. El testimonio que tenemos es la voluntad por asir la esencia del espíritu humano, o dicho de manera simple: asir el sentido de la vida.

Pero más que búsqueda, entonces, el propósito de la aventura o de la empresa es la convicción de vivir de modo genuino y consecuente con el cosmos, el haber encontrado su lugar en el universo y en su tiempo, aun cuando ese lugar sea la paradoja itinerante y no requiera currículum vitae, así en Kerouac se realiza la dignidad en el oficio del vagabundismo:
«
...largos recorridos a pie por los boulevares con un frasco de cognac. –Todas las noches una habitación diferente; cada día me toma cuatro horas para encontrar un alojamiento; a pie, con toda la carga. –En los bajos barrios de París, verduleras mal pienadas dicen: «Completo» con un tono glacial, cuando yo les pido una habitación sin calefacción, llena de cucarachas, en la penumbra gris de París... »
(Gran viaje a Europa, El Vagabundo Solitario)
La dedicación prolífica y cristalina de Kerouac en su obra es el resultado de una novela intemporal que se acopla al tinglado social, pero que liberado de calendarios y agendas se aventura On The Road del territorio de la filosofía. No se trata solamente de la fuga hacia adelante como un nirvana, o del escape hacia el misticismo o de la diferenciación por el vedettismo, sino una novela que devuelve frutos: la alteridad.

Esa peripecia aventurera nos devuelve la cotidianidad y lo espectacular del instante de personajes de la calle, del camino, de impensables ciudades con sus industrias y sus dramas. No el minimalismo puesto como mosaico humano. Sino el instante donde Kerouac existe –sí y solamente sí-, gracias al entramado de los otros, la alteridad evidente.

También, y antes que nada, LA POESÍA de Kerouac –como un leit motiv de su vida misma-, se entremete en callejones kafkeanos, allí donde una lámpara tristona deja ver instantes como un fotograma de la hora gris, allí atrás del muro o en las esquinas surrealistas donde el individuo se encuentra con sus fantasmas...
En la calle yo he visto tres tipos
de pie hablan tranquilamente al sol
y pronto uno de los tipos salta de dolor
y agita la mano en el aire
porque se ha quemado los dedos
con una cerilla
al encender una colilla
-Book of blues
Y sus coros que son coplas de profundo jazz van a subir andamios, danzar en el humo con los fantasmas o cruzar fronteras para volver al camino de los vagabundos celestes, quizá por la Ruta 66...
Finalmente yo estoy en Stockholm
Fría noche
Sombra en Swedenborg
-Book of the blues
Aunque aquí, en la poesía de Kerouac, la imagen como figura verbal o parábola no pretende una reacción o el efectismo de los pastiches pop de Warhol. La poesía de Kerouac es una orfebrería estética...
“Más allá de este mar esteril”
-Así habla Marchesa
llorando el Renacimiento
y siempre la brisa
es deliciosa y dulce
y fresca como senos
y salvaje como ojos oscuros
-Book of blues
Y es esa vocación o ese élan de la beatitud a la belleza, a la gracia, a la virtud, lo que encontramos con sutil preciosismo también en sus haikus, que son como tréboles o joyas preciosas hechas de la cotidianidad.

Encontramos en esa poesía que la búsqueda es consustancial al afán de maestría, y tal empeño Jack Kerouac lo logra al crear una versión americana del haiku japonés. En los versos que nos deja Kerouac hay una sublimación del perfume y el ideal japonés hacia una poesía muy bien destilada en la tradición del blues, sentimiento.

No es extraño que al final del camino Jack Kerouac negara a su gavilla beat, y que también los hippies no le simpatizaran para nada. Si se trataba de pasar las convenciones, la contestación no significaba dar alas a la trivialidad y la frivolidad, sino ser genuinos y dignos en el salto adelante.
Texto ©win.Leer artículo "Regreso al camino original", en este link

miércoles

del Cómic a la novela gráfica

¿Qué fue lo último que leímos de Moebius?
Cierto, el universo del cómic también se expande, sin que nos extrañemos además que es un género culto o al menos cuando se trata ya de autores de culto por todas las esquinas del planeta, desde aquello clásicos de Marvel a los mangas después de Astroboy.
En este momento que se borran fronteras, la fábrica belga de cómics –entre los más célebres- no tendrá que deslocalizarse a China o algún país del Este, donde por cierto hay tradición de caricatura.
Imposible meter el universo en una fotografía, aunque sea tipo digital, tampoco vamos a desempacar aquí la enciclopedia del cómic antologando desde Hugo Pratt a Crumb o Spiegelman, Wolinski o Marjane Satrapi.
Viene a cuenta el recién pasado festival internacional de “bande desinnée” de Angouleme, para todos los gustos, que actualiza propuestas, por si aún queda espacio en nuestras bibliotecas, sino a buscar otra nueva.
Los festivales también han saltado fronteras y sus embajadores los vemos por todas partes, si no, nos queda la librería, de buenos distribuidores.
¿Recomendaciones? Yo diría: Schuiten & Peeters, Corto Maltes por supuesto, Largo Winch... tantos...
y es que con las recomendaciones es difícil coincidir.
Y claro: El Capitán América no pasará de moda.



martes

Je T'aime Moi Non Plus

Chanson françaiseSentado mi abuelo en una silla extensible en el porche con la mar de periódicos por leer. Yo a un lado con una pila de cómics de Tarzán, Trucutú y el Pato Donald. Por la ventana que daba a la sala escapando una música entre melódica, nostálgica y melancólica de un cantante de voz grave. Es Aznavour, francés. ¡Ah! ¿francés, de Francia? Si chico. ¡Ah! ¿y Francia queda en París, verdad? No chico, París queda en Francia. ¡Ah! ¿y, París es la fábrica de bebés, verdad? Más o menos. Me quedaba claro que en París no solo fabricaban bebés, sino también música para abuelos. Me quedaba claro también que yo era francés, pues si las cigüenas salían de París a repartir bebés por el mundo, todos éramos franceses. Además me quedaba claro que cuando yo fuese abuelo, escucharía canciones de Aznavour. Me enteré luego que además de fábricas de bebés en París, o en Francia también producían perfumes y ropa de etiquetas y revistas de modas y libros de aventuras como Los Tres Mosqueteros y las sagas de Verne, y producían quesos y vinos y... que hasta los jumpinyac con los que caminé mis primeros pasos, eran zapatos franceses. La chanson française estaría esperándome en cada esquina por donde yo pasara. Una tarde en mi restaurante preferido después de algunas piezas de nuevo tango entre ruidos de cristalería sonaba “Non Je Ne Regrette Rien”, razón para regresar otra ocasión y dejarse llevar más allá de los ruidos de la cubertería en un barco que volaba a la Belle Epoque, y de esas nostalgias que no había vivido me quedaba la evocación para esperar a mi novia imaginaria mientras sonaba una cassette de Patricia Kaas. Esas canciones de amor que iba yo tarareando, de las que prefería “Mademoiselle Chante Le Blues”. Y del blues al jazz de Claude Nougaro, de Petrucciani a un Marc Moulin más electrónico, pero evocativo de la tradición si escuchaba “Comme a la radio”. Estaremos de acuerdo en la disparidad de gustos, para algunos amorosos la mejor chanson française es “La Vie en Rose” de Edith Piaf, para otrosMon Amie La Rose” en la voz de Françoise Hardy, aunque muchísima pero muchísima gente da sus votos a “Je T’aime Moi Non Plus” de Gainsbourg -cuestión de época-, y por algo será. A mí, por ahora, me han fascinado las canciones de Vanessa Paradis, antes estaba atrapado en las místicas de Enigma,que me gustaba escuchar mientras miraba por la ventana hacia las azoteas. Aunque para cambiar de tono escucho Danton Eeprom o cualquiera de esos inclasificables new wave, electros o simplemente pop-music de unos frances que cantan en inglés, español, chino o marciano. En definitiva la chanson française es eso, canción, y en realidad uno va y viene en el tiempo, así que vuelvo a eschuchar a Aznavour como vuelvo a leer Los Tres Mosqueteros. De vez en cuando, claro está.
para escuchar:
Vanessa paradis ...